Yira Yoyote: Más de tres mil periodistas venezolanos emigraron por amenazas

Más de tres mil periodistas venezolanos emigraron del país por amenazas. Estas cifras corresponden al discurso titulado: Amenazas y desafíos del periodismo venezolano Año 2023, expuesto por la periodista Yira Yoyotte, oradora de orden en el acto con motivo del Día Nacional del Periodista organizado por el Colegio Nacional de Periodistas, Seccional Caracas, y en el que abordó aspectos de suma importancia, tales como los resultados estadísticos de diversas organizaciones sociales que hacen seguimiento a lo que ocurre con los periodistas y los medios de comunicación.

A continuación reproducimos el discurso íntegro pronunciado por la comunicadora social en la actividad:

Amenazas y desafíos del periodismo venezolano Año 2023”. 

Espero no defraudarlos con mis palabras

El periodismo es una de las profesiones más peligrosas del mundo. Eso lo sabemos todos los que hoy estamos presentes en esta honorable sala.

El pasado mes de abril de 2023 la Organización “Reporteros Sin Fronteras”, al presentar su balance anual correspondiente al año 2022, informó que 1.668 periodistas, entre ellas 81 mujeres, habían sido asesinados en el ejercicio de su profesión entre los años 2003 y 2022.

La organización indicó que en ese período de 20 años los profesionales de la comunicación, esos talentos humanos, pagaron con su vida la pasión de buscar la información y por ende la verdad.

Quince (15) son los países más peligrosos para el ejercicio del periodismo, entre ellos, Irak, Siria, Afganistán, Yemen, Palestina, Filipinas, Somalia, Rusia y Ucrania. Estos dos últimos por razones obvias.

En América Latina la lista la encabeza México y le siguen Colombia y Brasil.

En Venezuela recordamos con profundo respeto y admiración a dos apasionados de la fotografía: Jorge Aguirre y Jorge Tortoza.

El primero fue asesinado en el año 2006 cuando cubría unos disturbios en los alrededores de la Universidad Central de Venezuela (UCV)  y el segundo, se nos fue en el año 2002 a la luz de los acontecimientos de aquel 11 de Abril.

Ambos perdieron la vida en el cumplimiento de sus funciones.

Para ellos, así como para Mauro Marcano, Pedro Bastardo, Virgilio Fernández y Enis Garmendia, entre otros, nuestro más sentido homenaje.

Tomando en cuenta lo anteriormente explicado considero oportuno celebrar el Día del Periodista examinando las amenazas que ciernen sobre el ejercicio de nuestra profesión y precisando algunos desafíos que debemos asumir en el transitar de este camino profesional.

Las Amenazas.

Comenzaré indicando que desde febrero de 1999, hace ya 24 años, cuando un militar retirado del Ejército venezolano, asumió la presidencia de la República de Venezuela, la política comunicacional del Estado venezolano sufrió un giro totalmente radical, en consecuencia, fue mutando  de un modelo democrático, al servicio del desarrollo del país, a un modelo de tendencia totalitaria, al servicio, exclusivamente, de un proyecto político.

La comunicación, como nunca antes, pasó a ser un objeto de poder.

Por cierto que el uso de la propaganda, una técnica científica de persuasión y convencimiento, cobró tanta importancia que terminó convirtiéndose en una política de Estado.

El discurso oficial, no solo ha tratado de convencernos de las bondades de un proceso político sino que ha criminalizado el papel de los medios de comunicación y el ejercicio del periodismo. Editores, jefes de redacción, reporteros, fotógrafos y demás trabajadores de la prensa pasaron de ser servidores públicos a objetivos militares.

Según las cifras que maneja la Seccional Caracas de nuestro  Colegio Nacional de Periodistas y de acuerdo a lo informado por nuestro colega y buen amigo, Edgar Cárdenas, hoy 3.900 periodistas venezolanos se encuentran fuera del país, gracias, entre otras cosas, a los estragos de esa política comunicacional.

Todas estas decisiones gubernamentales han implicado, además, el cierre de medios de comunicación, la persecución, encarcelamiento y judicialización de los trabajadores de la prensa,  la casi inexistencia de emisoras de radio independientes, la opacidad, la no existencia de fuentes oficiales, la puesta en marcha de un Ministerio para la Comunicación e Información, la creación de un Sistema de Medios Públicos, la existencia de una maquinaria de propaganda, el bloqueo de medios digitales, la compra de periódicos y canales de televisión, la aprobación de Leyes de Desacato y hasta la prevalencia y exaltación de “Comunicadores Populares o Guerrillas Comunicacionales”, entre otras medidas no menos gravosas.

Investigadores de la importancia del profesor Marcelino Bisbal, Oscar Lucien, Luisa Torrealba, Gloria Cuenca y Gustavo Hernández, entre muchos  otros, han puesto todo su conocimiento, profesionalismo y experticia en pro de diagnosticar y calificar el mencionado fenómeno, por lo tanto, no me extenderé más sobre este tema. 

403 medios de comunicación han cerrado durante los últimos 20 años

La directiva de este Colegio Nacional de Periodistas, en voz de todas sus seccionales, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa e instituciones y organismos como el Instituto de Investigaciones de la Comunicación (ININCO), el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) y Espacio Público, entre otros, han realizado un esfuerzo incalculable con el objeto de monitorear todas las arbitrariedades e informarle al país y a la comunidad internacional las consecuencias de lo sucedido.

Vale la pena recordar que el pasado 3 de mayo, a propósito del Día de la Libertad de Prensa, la organización no gubernamental, Espacio Público, informó que en los últimos 20 años, 403 medios de comunicación independientes han cesado sus operaciones en Venezuela.

Hoy los venezolanos tenemos 285 radios menos a nivel nacional, 87 periódicos han desaparecido, 19 canales de televisión de señal abierta ya no están al aire y 12 medios digitales no sobrevivieron al colapso de internet y de la situación económica del país.

Debemos preguntarnos entonces: En qué se traduce todo esto y la respuesta no es otra que la siguiente: En que el ecosistema de medios de comunicación en Venezuela está monopolizado por el Estado, en que hay menos posibilidad de consumir información plural y en algo que es realmente imposible de cuantificar y que se llama autocensura.

El pasado 30 de marzo los amigos de NTN24 Venezuela, Maryorin Méndez y Rafael Hernández, dieron a conocer el resultado de una investigacion que realizaron por varios estados del país sobre el cierre de emisoras de radio.

Se trata de un documental denominado “AIRE” en el cual se demuestra, entre otras cosas, que ya hay una generación de venezolanos que no conoce qué es un periódico y por lo tanto no está en capacidad de defender el derecho de tener medios impresos en sus regiones. Obvio, nadie puede defender lo que no conoce.

Por cierto, la radio es el medio de comunicación más cercano a la gente de a pie, del obrero, del ama de casa y del abuelo que se queda solo todo el día en casa. En situaciones de catástrofes, pandemias, apagones, terremotos y demás fenómenos naturales, la radio, por excelencia, ha sido muy útil para salvar vidas. Hoy muchas regiones de Venezuela no cuentan con esa herramienta, en consecuencia, podemos decir que el cierre de casi 300 emisoras a nivel nacional ha tenido un impacto humano que aún no podemos calcular.   

La Seccional Caracas de nuestro CNP ha contabilizado el caso de 10 periodistas con procesos judiciales abiertos. Cabe destacar que se refieren a los profesionales de la comunicacion que se encuentran aún en Venezuela porque si incluyen los procesos de aquellos profesionales que ya se fueron del país el número crecería exponencialmente.

Entre estos procesos abiertos se encuentra el caso de los colegas Ramón Centeno y Gabriel Guerra, quienes están detenidos desde hace más de un año porque las audiencias, por lo general, son diferidas.

Ramón Centeno, por cierto, padece de una parálisis facial, su cuadro de salud es muy delicado, ha sido llevado a tribunales en silla de ruedas y debe ser ayudado para levantarse, aun así, no agilizan su proceso ni otorgan medidas sustitutivas de libertad.

El periodista Roland Carreño ya lleva más de 2 años y medio preso y ha tenido que enfrentar 3 juicios porque todos han sido interrumpidos.

Deseo dejar claro que todo lo antes descrito es solo una parte de las amenazas que afectan el ejercicio profesional de los periodistas venezolanos.

Lamentablemente también nos amenaza el ego de algunos colegas y dueños de medios de comunicacion, la pésima formación de las nuevas generaciones, el palangre, la mercantilización de nuestra profesión, los llamados “Influencers”, los “Youtubers”, la inteligencia artificial, los que no se colegian o sindicalizan y aquellos que ejercen el periodismo sin haber ido nunca a la universidad.

También debemos mencionar el peligro que representan las redes sociales, unas herramientas de comunicación de alcance incalculable y que brindan una inmediatez que hasta hace poco no éramos capaces de imaginar. Lamentablemente, por lo general, las bondades que brindan estas plataformas se marchitan ante tanta mentira, burlas y comentarios mórbidos.

La banalidad ha llegado a tal extremo, en este sentido, que en la actualidad es más importante tener “seguidores” que varios títulos universitarios, criterio y experticia profesional.

Contra todo esto también debemos fijar posición y dar un paso al frente.

La libertad de expresión como derecho humano y derecho civil contemplado en la CRBV

La libertad de expresión, tal como lo establece la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en sus artículos 57 y 58, está incluida en el capítulo de los derechos civiles que amparan a todos los que vivimos en esta Tierra de Gracia.

Por tratarse de un derecho civil que además constituye un derecho humano y no un privilegio exclusivo de los profesionales de la comunicación me atrevo, en esta parte de mi discurso, a emular a uno de los hombres que más luchó por los derechos civiles de la población negra norteamericana, me refiero a Martin Luther King, diciendo que yo también “Tengo un sueño”.

Sueño con tener un futuro mejor donde la libertad de expresión y el ejercicio del periodismo se puedan ejercer libremente, con responsabilidad, pero sin miedo a ser perseguido, desterrado o judicializado.

Sueño con un país donde se nos respete, reconozca y admire, donde las arbitrariedades que ya he descrito no se sigan normalizando.

Sueño con la apertura de todos los medios de comunicación que han sido cerrados arbitrariamente, sueño con que haya suficiente papel periódico para que los tabloides vuelvan a estar en los quioscos y los integrantes de nuestras familias se peleen por leer sus páginas.

Sueño que en Venezuela nadie tenga que irse luego de haber emitido una opinión o algún colega haya desafiado al poder haciendo un trabajo de investigacion.

Sueño con que el servicio de internet sea el mejor de toda América Latina y que los periodistas que se encuentran en el interior del país no tengan que andar en bicicleta para llegar a sus pautas o utilizando el Wi-Fi de una funeraria porque es la única manera de transmitir sus reportes.

En definitiva, sueño con un país donde no existan los delitos de opinión ni haya 50 leyes restrictivas  a la libertad de expresión.

El desafío: Hacer justicia

El desafío entonces, colegas, amigos todos, es resistir y hacer justicia cuando la historia nos lo permita.

Hacer justicia, como afirma el reconocido abogado Alí Daniels, del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello, no solo es meter preso a quien violentó la ley, hacer justicia también es visibilizar los hechos y contar historias con sentido humano.

En Venezuela, como en cualquier país del mundo, los periodistas hemos sido testigos excepcionales del acontecer nacional, hemos estado en primera fila de la historia contemporánea, en consecuencia, estamos en capacidad de narrar y visibilizar todo lo sucedido.

No tengo la menor duda de que estamos en la obligación ética y moral de explicarle a las futuras generaciones por qué no podemos volver a cometer los mismos errores.

Colegas, amigos todos:

Ese es el desafío, seguir resistiendo para que cuando se nos presente la oportunidad podamos contribuir a hacer justicia alzando la voz por los desamparados y afligidos, haciendo las denuncias que nos corresponden, enseñando a las nuevas generaciones cómo se patea la calle, ayudando a abrir las fuentes de información, invitando a los colegas que tienen otras preferencias políticas a que lo importante es el desarrollo del país, demostrándole a los fulanos “Influencers” que sus millones de seguidores quedan desarmados ante el poder del criterio y de la profesionalización.

Este Colegio Nacional de Periodistas, que nació en 1972 a la par de nuestra Ley de Ejercicio del Periodismo, que sustituyó con suficiente dignidad a la Asociación Venezolana de Periodistas (AVP) y que hoy agrupa a casi 26 mil profesionales de la comunicación, también tiene muchos desafíos.

Solo por citar algunos ejemplos: Este cuerpo colegiado debe llamar a elecciones para escoger a su nueva directiva, conquistar de nuevo la confianza del gremio, debe lograr que todos los egresados de las Escuelas de Comunicación Social del país se colegien y militen en nuestras causas.

El CNP debe  pedir ante el Poder Legislativo Nacional una reforma de nuestra Ley para que se incluyan, al menos, dos temas: uno referido a nuestra seguridad social y otro para protegernos de los excesos del poder.

Nuestro Colegio Nacional de Periodistas debe, también, buscar la manera de brindar apoyo irrestricto,  sobre todo, a los periodistas de la tercera edad y hacer de sus sedes un espacio abierto para el debate con todos los sectores públicos y privados del país.

Definitivamente tenemos mucho por hacer, en consecuencia, pido a Dios que nos de vida y salud para forjar ese gremio y por ende ese país que todos nos merecemos.

Muchas Gracias!

Lic. Yira Yoyotte

CNP: 10.443

27 de Junio de 2023

.

CNP Caracas

Síguenos y comparte:
× ¡Escríbenos!